Friday, November 03, 2006

Nada en este mundo que nos importe más que los vínculos. Las relaciones humanas. Pareja, amistad, familia. Pero, lamentablemente ellas no escapan a la lógica del consumo, las nuevas tecnologías y el individualismo. ‘La modernidad líquida’ que documenta hace tiempo el sociólogo polaco Zygmunt Bauman. Nos descubrimos, nos conocemos, nos enamoramos, mientras el celular suena, los mensajes de texto nos bombardean, el frénesi del chat nos hace sentir acompañados y un simple delete o tecla permite desconectarnos. Es que en la red, esa matriz descomprometida, todo facilita estar conectados…guardando distancia. Todos sabemos que la proximidad virtual puede ser interrumpida con sólo apretar un botón. Porque además, en esta lógica, al igual que en la de otros productos, la relación es de consumo immediato y uso sin perjuicios. Primordial y fundamentalmente, descartables. "Las consideraciones técnicas no se llevan bien con las emociones. Preocuparse por el rendimiento no deja lugar al verdadero placer. El camino de lo físico no conduce a la metafísica", afirma Bauman y así las cosas, las relaciones personales son fuente de frustración constante. Desde el sur del mundo, con conciencia planetaria, proponemos trabajar con desechos, pero nos revelamos a que nuestros vínculos sean descartables. A sentirnos vulnerables y abandonados. Si diseño, es proyecto. Pensar antes de hacer. Y si ha decir también de Bauman "hoy las ciudades se han convertido en el basurero de los problemas engendrados globalmente", también podemos ensayar en ellas algunas respuestas. Trasladar la metáfora al mundo del design posibilita elaborar un nuevo proyecto. Experimentar y debatir. Diseñar un futuro mejor para todos.


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